Lejanos pensamientos
una lejana sombra
un leve matiz
tu forma de mirarme,
besos.

Hechiceros con piel de serpiente
danzando frente al desprecio,
voces
y muchachas desnudas donde no hay dolor.

Tus manos servirán de almohada
(la lágrima)
reposas confundida con la ausencia triste.

Una pregunta llorará mil imágenes de fantasía
no conoces mi noche
¿Quién de los dos está ausente?

Atraviesas parajes de cemento
y coches
y muerte,
ven
tú alcanzarás a gritar
donde yo he llorado.

***

Siento al mar llamarme
con un silbido que huele a tiempo,
palpitando.

Y la lluvia sabe a cielo de muy lejos,
de antes
de lágrimas sin pena.

Olor eterno a lecho de algas
cielo y mar donde el sueño reposa, —
cristal opaco,
suave melodía que acaricia mi silencio.

La mar espera,
en los ojos llenos de bruma
ola tras ola.

I

Pequeñas gotas de rocío adornan tus cabellos,
la hierba aplastada
la risa estalla,
un beso.

II

De tu cuerpo el aura,
y en las olas crestadas
en el espacio marino luminoso
diminutas aves, diminutos barcos
poblando para siempre
la escena débil del naufragio.

III

Y entramos en la noche
cogidos de la mano
disueltos en besos
desnudos en nubes

Como un niño que sonríe
con las manos llenas de lágrimas.

IV

Responde a la infinita noción
de reflejo, de querencia débil
de la nada

Ríete, ríete
la mar repoblará tu desierto.

Variante: la mar repoblará tus sentidos.

—Recuerdo boscoso—

Frías las manos
(plomo con alma de humo)
las rocas y los ojos ateridos
silencio gris de una tarde vieja,
más allá del viento
en los escondrijos musgosos
pienso en cerrar los húmedos ojos
embriagado de luz de noviembre.